miércoles, 11 de enero de 2017


UN CREADOR SAPIENTÍSIMO






El secreto de mi universo es sólo imaginar a Dios sin la inmortalidad del hombre.
Albert Camus



Ese pequeño instante, en el momento en que ese milimétrico punto de singularidad colapsara y diera inicio a lo que vemos hoy en día… ese espacio tiempo donde nuestra materia vive, respira, genera calor e interactúa con miles de formas de densidades conocidas y desconocidas para nuestro conocimiento adquirido con cada molécula de oxigeno que inhalamos, combustible ardiente de vida que recorre cada vía divinamente diseñada por la ingeniería de la perfección, el ser humano, curioso por naturaleza jamás nos dejaremos de cuestionar, ¿Cómo llegamos aquí? ¿Quién o quien creó todo esto que somos? Sentimos temor, atracción y excitación por lo enigmática que es nuestra existencia, nuestro mundo, lo que hay fuera… lo que aun no descubrimos de él.

El hecho de que la vida surgiese a partir de casi nada, apenas 10.000 millones de años después de que el universo surgiese a partir de literalmente la nada, es un hecho tan asombroso que estaría loco si intentase encontrar palabras que le hicieran justicia.
Richard Dawkins

¿Tenemos un Dios? Eterno y Omnipotente que un tiempo y velocidad por fuera de nuestra lógica creo lo que conocemos hoy en día como El Universo. ¡Eso! Es lo que nos dicta y nos inculca nuestra sociedad, guiada convenientemente por su necesidad de creer en “Algo” o “Alguien” siempre por encima de nuestra insignificante entidad viviente. Pero, ¿Podemos afirmar que es así?  EGO, ese desafortunado placer de grandeza,  gula humana de querer que el todo gire en torno a nuestra lógica, esa moral falsa y desbordada de querer tener una respuesta para lo todo y lo nada, ceguera cruel, victimas de nuestro propio invento, fiel prueba de nuestra imperfección rodeada de tanta perfección, impedidos para abrir nuestra mente y entender… Nosotros estamos construidos de acuerdo a la lógica de El Universo.

Sería muy simpático que existiera dios, que hubiese creado el mundo y fuese una benevolente providencia; que existieran un orden moral en el universo y una vida futura; pero es un hecho muy sorprendente el que todo esto sea exactamente lo que nosotros nos sentimos obligados a desear que exista.

Sigmund Freud


Tanta luz, color, sincronización estimulada por una bella danza cósmica de perfección, tan ricamente infinito en lo ilógico de nuestra razón, delirante, deliciosa curiosidad enigmática, no sacia mi deseo hacia él, como ese buen sexo que produce sensaciones de éxtasis y orgasmos dibujados con el pincel de un artista envuelto por el fuego de su imaginación, nada como su placentero viaje sin distancias, solo crea, desaparece y transforma… solo forja belleza inmortal.


La fuente de toda creación es la divinidad. El proceso de creación es la divinidad en movimiento y el objeto de la creación es el universo físico. El artista debe crear una chispa antes de que pueda ver fuego y antes de que el arte nazca, el artista debe estar listo para ser consumido por el fuego de su propia creación. Somos artista de nuestra propia creación, La vida, cada inhalación, suspiro y brillo de nuestros ojos al contemplar la obra del gran forjador de tanta infinita belleza universal, exalta e imprime esos detalles valiosos e inspiradores… nada tan lógico como la simpleza de nuestro universo, nada como la paz del silencio de nuestro caos existencial obligados a creer y cumplir,  negándonos a entender y vivir.